En el post anterior te hablé del DIY y de cómo esta tendencia ha llegado también a la cosmética, y no sólo en España, y es una tendencia que, parece ser, ha llegado para quedarse y esto te guste o no es una realidad. Como bien te dije en el post anterior creo que hay productos cuyo riesgo de elaboración a nivel casero está controlado y creo que hay otros que para nada está justificada su elaboración casera, lo qué sí que es cierto es que fabricar cosmética casera o no es una decisión personal que afecta a uno mismo, otro tema ya es la fabricación de cosmética casera para la venta, porque ahí no te pones en riesgo tú, pones en riesgo a quien la usa, muchas veces sin que sea consciente de los peligros a los que se enfrenta.
Porque parece que es muy fácil hacer un jabón en casa (y pongo el ejemplo del jabón que es uno de los que menos riesgos pueda tener en cuanto a microbiología se refiere, para poder centrarme en el resto de riesgos) y claro como a mí me va bien, pues empiezo a venderlo a mi amiga, y luego a la vecina, y a la amiga de mi vecina y como parece que les gusta pues abro una cuenta de Facebook o de instagram, etc. me busco un nombre chulo (y sobre todo que haga referencia a algo natural y artesano) me hago unas pegatinas bonitas con mi nombre y empiezo a venderlos un poco más allá de mi círculo cercano, y como parece que vendo pues hago dos o tres modelos más y les pongo nombres atractivos y me saco un dinerillo de mi hobby que hoy en día no viene nada mal, ¿verdad?
Pues me parecería una opción estupenda si pagaras la cuota de autónomo correspondiente y estuvieras fabricando pulseritas u objetos de decoración, pero no, un cosmético no puede fabricarse libremente en cualquier lugar, hay una legislación que cumplir, y créeme que no tiene unos requisitos sencillos y es que los dos primeros artículos que te encuentras en el Reglamento europeo de cosmética después del ámbito de aplicación y las definiciones están relacionados con la premisa más importante que se busca para los cosméticos, y amiga, no es la eficacia, es la seguridad, en el artículo 3 se señala que “los productos cosméticos que se comercialicen serán seguros para la salud humana cuando se utilicen en las condiciones normales o razonablemente previsibles de uso” (en seguida te cuento qué significa exactamente esto, que tiene miga) y según el artículo 4 “para cada producto cosmético, la persona responsable garantizará el cumplimiento de los requisitos establecidos en este Reglamento”, así que si te dedicas a vender los cosméticos caseros que haces en tus ratos libres o estás empezando a plantearte esto como un negocio, lamento decirte que empiezas mal.
La premisa más importante que se busca para los cosméticos no es la eficacia, es la seguridad
Y es que, si alguna vez curioseas algún blog o foro de recetas de cosmética casera (venga confiesa, que lo has hecho alguna vez) seguro que te has encontrado a gente diciendo que para qué necesitan un químico o un farmacéutico en plantilla, si los productos que elaboran son estupendos y funcionan genial, pues precisamente para garantizar la seguridad de tu producto, porque en el mercado te puedes encontrar un cosmético más o menos eficaz, lo que no deberías encontrarte es un cosmético que no sea seguro (en su amplio sentido de la palabra, y como no quiero que este post se extienda más te voy a dejar para el siguiente un tema, en el que, según mi punto de vista, no se está logrando del todo que los cosméticos sean seguros y que tiene que ver con su presentación).
En el mercado te puedes encontrar un cosmético más o menos eficaz, lo que no deberías encontrarte nunca es un cosmético que no sea seguro
¿Y como demuestra un fabricante que su cosmético es seguro?, pues mediante el expediente de información sobre el producto y la evaluación de seguridad del mismo que exige el artículo 10, y ¿qué es eso?, pues es un dossier y digo dossier porque no es una hojita o dos, es un grupo amplio de documentos que deben realizarse antes de poner el producto cosmético en el mercado y que una de las partes (concretamente la Parte B descrita en el Anexo I del Reglamento) debe estar realizado por una persona que haya finalizado una carrera universitaria de farmacia, medicina o disciplina similar y que posea conocimientos de toxicología.
Y ¿qué incluye este dossier? Pues según nos indica el artículo 11, debe incluir una descripción del producto cosmético, una descripción del método de fabricación y una declaración de conformidad con las buenas prácticas de fabricación (y sin tener en cuenta el resto de condiciones de buenas prácticas, créeme, la cocina de tu casa no cumple con los requisitos de las instalaciones que se piden en la ISO 22716), también debe incluir las pruebas que justifiquen los efectos reivindicados por el cosmético, la información sobre los experimentos en animales (en este apartado se debe informa de si el fabricante o alguno de sus proveedores ha realizado algún tipo de prueba en relación con la seguridad del producto o de sus ingredientes incluyendo cualquier experimento realizado con el fin de cumplir las exigencias de terceros países) y el informe de seguridad del producto cosmético.
El Informe de seguridad del producto cosmético es ya un expediente en sí, que se divide en dos partes la parte A que contiene la información sobre la seguridad del producto cosmético y la parte B que es la evaluación de seguridad del producto cosmético. En la parte A se describen: la composición del producto cosmético, sus características físicas (estado, color, olor, viscosidad, …), químicas (por ejemplo en el caso de los jabones se determina: acidez, % de ácidos grasos libres, humedad, rango de pH, y con decimales que una tira de pH no es un método oficial para determinarlo, …) y microbiológicas, las impurezas y trazas que puede contener el cosmético, información sobre el material de embalaje, el uso normal y razonablemente previsible del producto, la exposición al producto cosmético y a sus ingredientes, se evalúa el perfil toxicológico de los mismos calculando el margen de seguridad (MoS) de cada ingrediente dentro del producto y comprobando que en ningún caso se sobrepasan las cantidades máximas permitidas tanto en el propio reglamento como en IFRA para las fragancias, porque ¿sabías que hay restricciones para las fragancias en función de sus componentes y de la categoría del producto al que corresponden y esto es tan válido para una fragancia sintética como para un aceite esencial?.
Como ves la realización de todo este dossier es compleja y sólo puede realizarla personal cualificado para ello, pero es que además hay un añadido, y es que las empresas que comercializan ingredientes de cosmética para uso personal no te proveen de toda la documentación e información necesaria para poder realizar todo este expediente, por tanto, los productos que un particular realiza en su casa no podemos saber hasta qué punto son o no seguros y si cumplen con todos los requisitos tanto del reglamento como de IFRA, y te preguntarás ¿y esto qué significa? ¿a qué me expongo si compro y utilizo un producto así? Pues te expones a irritaciones, alergias, fotosensibilización…
Y supongo que ahora estarás pensando que ¿cómo puedes saber si un cosmético está cumpliendo con todo esto? Pues la verdad es que en algunos casos puede llegar a ser difícil de saber, lo primero que debes hacer es comprar tus productos en tiendas físicas (estas tienen inspecciones periódicas por parte de la autoridad sanitaria competente) o en tiendas online que tengan garantías, no en una página de facebook o de instagram en la que contactas por privado o por email, y si estás en un mercadillo, por ejemplo, una de las pistas te las puede dar el etiquetado del producto, si recuerdas en el post ¿Qué nos cuenta la etiqueta de un cosmético? vimos todos los requisitos que tiene que cumplir la etiqueta de un cosmético, y si el cosmético proviene de un fabricante autorizado el etiquetado será el correcto y vendrá la empresa responsable que ya es una pequeña garantía, sino tiene persona o empresa responsable y sólo tiene la marca mejor déjalo donde estaba y busca otro.
Además el producto debe inscribirse en el portal europeo de productos cosméticos (CPNP) donde se registran todos los datos del producto y los países en los que se comercializa, esto tampoco lo hace alguien que no sea una empresa autorizada.
Creo que después de toda esta retahíla que te acabo de soltar, te haces una pequeña idea de todo lo que conlleva cumplir con la legislación cosmética, ¿verdad? y si te das cuenta todo esto es para garantizar tu seguridad cuando usas un cosmético, así que la próxima vez que vayas a comprar uno, sólo me gustaría que, antes de nada, te acordaras de este post, luego la responsabilidad de la compra o no es cosa tuya.
Como siempre me encantaría que me dejaras un comentario aquí abajo sobre qué te ha parecido este post, si te ha gustado, si hay algo más que te gustaría saber, si alguna vez has comprado algún producto que crees que no cumple toda la legalidad y cómo ha sido tu experiencia con él…
A mí se me han quedado varias cosas en el tintero, pero no quiero hacer este post más largo, eso sí, prometo que el siguiente también hablará de seguridad de los cosméticos y de su presentación, pero no voy a darte más pistas, te espero en el siguiente post y confío en que, si hasta ahora no lo era, después de este post tu compra de cosméticos sea responsable 😉
Llevaba tiempo queriendo escribir un post sobre este tema pero me faltan tiempo y conocimientos sobre la materia que tú si tienes y que has explicado tan bien. Alucino con todas las páginas que descubro diariamente de gente que vende cosméticos hechos en casa y que ne juego el sueldo de este mes a que por supuesto no pagan impuestos por esta actividad. Pero lo peor de todo es que haya gente que se fíe y les compre pensando que sean mejores que los de las tiendas. Y eso que yo soy la primera a la que le encanta potinguear en casa, pero lo hago para mí uso personal y bi siquiera fabrico nada para amigos o familiares. Excelente post como de costumbre.
Muchas gracias Eli un placer tener seguidoras como tú, lamentablemente es así cada día hay más y más páginas así, y si están es porque hay gente que compra, sólo espero que esta información llegue y sean conscientes de los peligros a los que pueden exponerse.
También tienen legislación y control exhaustivo las empresas farmacéuticas y muy frecuentemente han de retirar medicamentos del mercado por ser tan peligrosos que pueden causar la muerte, recetados por doctores y con amplia difusión por TV.
No creo que una pastilla de jabón o un champú, tengan el mismo riesgo…..
Hola Pepita, la legislación aplicable a los medicamentos y a los cosméticos no tiene nada que ver. Todos sabemos cuando utilizamos un medicamento que tiene unos riesgos, pero es porque hay una enfermedad, no es un caso para nada comparable a un cosmético. De todos modos distribuir cosmética casera es ilegal y además puede implicar riesgos para el consumidor por lo tanto, por favor no intentemos justificar esto con argumentos vacíos atacando a otros sectores.
Totalmente de acuerdo con los dos artículos y eso q yo no compro prácticamente nada desde hace cuatro años. Nunca jamás se me ha pasado por la cabeza vender y me lo han preguntado muchas veces. La respuesta siempre es la misma, ni tengo conocimientos ni asumo la responsabilidad de vender lo q para mí no dejan de ser experimentos propios. Excelente post
Muchas gracias Susana por compartir tu experiencia y te deseo que sigas disfrutando de tus experimentos, eso sí, con cuidado 😉
Muy interesante. Yo si he comprado en esas webs/mercadillos «ilegales» pero me limito a jabones que no me parecen de gran riesgo, aunque es cierto que hace tiempo he comprado otro tipo de artículos, cuando he sido más consciente de lo que podía implicar dejé de hacerlo.
Gracias por la info
Ciao
Muchas gracias. La verdad es que los jabones no son de los más problemáticos, primero porque el tiempo en contacto con la piel es breve y se aclaran, pero todos esos que huelen a canela, a mi me dan un miedo… no se si lo sabes pero el componente principal de la canela, y responsable de su característico olor, que por otra parte a mi me encanta, es el aldehído cinámico o cinamaldehído y es un potente irritante para la piel y la canela es un ingrediente habitual en nuestra cocina e ingerirla no tiene ningún riesgo, en cambio aplicarla en la piel… así que cuidado, aunque ya veo que tú lo tienes 😉
Estoy de acuerdo contigo, aunque yo sí he comprado alguna vez cremas caseras y me han ido muy bien, pero ya no lo hago. A veces me da por hacer algún jabón o exfoliante facial. Pero para usi diario prefiero marcas registradas y seguras, que hacen sus productos en laboratorios y cumplen las normas. Espero tu proximo post sovre el tema, me interesa mucho.
Un saludo.
Muchas gracias Olga, no me había llegado el aviso de tu mensaje y ya está publicado el otro post, espero que también te guste. 😉
Hace poco encontré de casualidad, perdida por el monte, donde hacían los aceites que venden en la Palma los hippies. Nunca mais, nunca mais. Por muy «natural» que sea.
Gran artículo, es muy importante conocer que se está comprando, por ello yo aconsejo que se vean los certificados que tienen los productos para saber más sobre ellos.
Gracias Alesa, hay muchos productos fabricados legalmente que no tienen certificaciones y son estupendos, los certificados aportan un plus, está claro, pero lo importante es comprar cosmética que esté fabricada de forma legal.