Vivimos en un mundo en el que cada vez somos más las personas que vamos siendo conscientes de que nuestro planeta no aguanta más el ritmo al que lo estamos llevando y que poco a poco vamos decidiendo cambiar nuestros hábitos por unos más sostenibles.
Cada vez somos más las personas y también las empresas, que nos preocupamos por la utilización de los recursos naturales que hacemos.
Cada vez somos más las personas que, realmente, nos comprometemos y nos implicamos en cambiar esta situación y buscamos formas más respetuosas con el ecosistema de alimentarnos, de vestirnos, de desplazarnos, de consumir recursos en general y, por desgracia, también son más las empresas que se intentan aprovechar de esta demanda y se suben al carro del Green, de lo verde, de lo natural, de lo eco, sin que realmente esa sea su filosofía.
Que invaden los anuncios con su marketing engañoso llenos de imágenes de la naturaleza, evocando a los productos tradicionales como los hacían nuestras abuelas y bisabuelas, diciéndonos que utilizan productos de origen natural y si me apuras hasta ecológicos, que hablan de comercio justo, que dicen cuidar nuestro planeta…. Y la pena es que en tantas ocasiones esto no es verdad, o se limita a un solo producto de toda su amplia y extensa gama, o a una determinada campaña con una duración determinada, con un único fin: vender más.
Yo siempre he sido muy confiada (como la mayoría de la humanidad, supongo) y me ha costado darme cuenta de que muchas de las veces era tan solo una estrategia de marketing, nos estaban diciendo sólo lo que queríamos oír y lo adornaban de tal manera que te hacían creerlo sin más, menos mal que mi espíritu crítico salía en algunas de esas ocasiones, me daba un toque de atención que me hacía cuestionarme ciertas cosas y darme cuenta de la realidad, y es que en este planeta hay mucha gente buena (como dice Rozalen), pero también hay mucha gente sin escrúpulos que hace lo que sea por vender, que este año pantone pone de moda el color rojo vino (es un decir, eh) pues cambian la composición cromática de sus productos porque el rojo vino vende más, que la gente busca productos naturales pues ponen, en sus productos compuestos por materiales sintéticos, una gota de aloe vera, de algún aceite como el argán, el coco o la oliva ( por nombrar algunos) o de extracto de lavanda, te lo resaltan bien en el frontal del envase y en la publicidad del producto y se hinchan a vender (seguro que mientras estás leyendo esto te están viniendo a la cabeza imágenes de anuncios televisivos de conocidas marcas de cosmética que han sacado un nuevo champú con algunos de estos ingredientes y que además, en algunos casos, los anuncia una conocida actriz con un pelazo impresionante gracias a la lavanda, no hace falta dar nombres, o te lo adornan con un montón de motivos vegetales, hojas, flores tanto en la ropa del personaje como en los fondos de la imagen, y dan el pego ¿verdad?). Y sabes ¿por qué?, porque se aprovechan de que muy poca gente comprueba la composición de los productos antes de echarlos al carro, porque no tenemos tiempo, porque no sabemos muy bien que quiere decir toda esa cantidad de nombres raros q aparecen en la etiqueta….
Pero enseguida se les caen los argumentos cuando ahondas un poco más en ellas, pero claro también hay q tener ganas de ahondar en ello y querer saber, lo fácil es ir con la venda puesta en los ojos y seguir comprando (y no te enfades, no me tomes esto como una crítica, sólo es una reflexión en voz alta)
Pero esto del greenwashing no es algo nuevo, desde los años 80 y 90 hay marcas que lo utilizan para vender más (no me crees mira el anuncio que te dejo en este enlace), pero desde 2010 este fenómeno generalizado se está haciendo imparable porque las generaciones actuales demandamos productos más naturales, y no sólo en España, esto es un fenómeno a nivel mundial, según datos de Ecovia Intelligence, consultora especializada en el sector de la cosmética natural, América del Norte y Europa son los mercados donde más crece el consumo de cosmética natural y bio, lo que se ha traducido en unos ingresos de 7.000 millones de dólares en 2017, y va a ir a más.
Por eso mi consejo es que,
cuando quieras comprar un producto que esté compuesto realmente por ingredientes naturales, no te fijes en la parte delantera del producto, seguro que ahí hay miles de claims que pueden confundirte, dale la vuelta, busca el listado de ingredientes y ahí sí, detente a leer todo lo que contiene
como ya vimos en el post del etiquetado, los ingredientes aparecen en orden decreciente en la fórmula, así que si los primeros ingredientes son materias de origen natural sigue leyendo, sino, mi consejo es que vuelvas a dejar ese producto en el estante y mires el siguiente, eso si realmente quieres un producto natural o con gran cantidad de ingredientes naturales, claro, ahí tú eliges lo que compras. Y ahora, una vez que conoces las herramientas para distinguir lo natural del Greenwashing, qué me dices, ¿te conformas con el Greenwashing o prefieres lo natural?
Muy buen consejos! siempre mirar la etiqueta de «ingredientes» para asegurarte de que no te venden nada que no se corresponda con el producto! gracias por la información